En qué consiste el método Singapur

El método Singapur se basa en la resolución de problema, apoyándose en modelos visuales, material concreto y abundante ejercitación. Éste fomenta la comprensión profunda de los conceptos, el pensamiento lógico y la creatividad matemática en contraste a los métodos tradicionales de aplicación de fórmulas.
Los contenidos se van viendo de manera gradual. Son progresivos y para pasar a otra unidad es fundamental que hayan comprendido lo que se les enseñó.
Cada unidad se comienza enseñando a través de material concreto, donde los niños tocan las matemáticas. Luego pictóricamente, a través de gráficos, barras y dibujos, y una vez comprendidos los conceptos, se les enseña lo abstracto, simbólico, a través de los algoritmos tradicionales.
Los alumnos aprenden a través del enfoque CPA: concreto, pictórico y abstracto.
Se habla de «maestría» en el sentido de buscar la resolución de problemas sin enfocarse en la idea de «aprender para un examen».
Las clases usan objetos, fotografías y símbolos para modelar problemas utilizando bloques de colores para representar todo tipo de ideas, como fracciones, por ejemplo.
Es común la incorporación de dibujos y diagramas y por eso se dice que es un enfoque muy visual y en algunas ocasiones también auditivo.
«Más que aprender operaciones, el modelo apunta a ‘pensar como un matemático‘», escribió Andreas Schleicher, director de educación de la OCDE y coordinador de la prueba PISA.
Se trata de enseñar menos temas con mayor profundidad. En teoría, todos los estudiantes avanzan a un ritmo similar, porque los profesores esperan a que todos los niños aprendan un concepto particular, antes de avanzar al próximo.
Estudios realizados por el Instituto de Educación UCL y la Universidad de Cambridge encontraron que con este enfoque mejora la velocidad de aprendizaje de las habilidades matemáticas.
